miércoles, 5 de junio de 2013

De pescadores y lectores



“En la representación dominante, el lector es un pescador de línea. El lector lee como el pescador pesca, Es solitario, inmóvil, silencioso, atento o mediativo, más o menos hábil o inspirado (…) Aprender a pescar, como aprender a leer, consiste entonces en dominar ciertas técnicas de base y probarlas progresivamente en corrientes de agua o flotas de textos cada vez más abundantes. El lector de signos pesca de línea en línea informaciones, como el pescador sigue los signos del corcho sobre el agua.

Esta visión es a la vez superficial e idealizada, común y estereotipada: es banalmente reductora. El pescador sólo raramente es ese dulce soñador un poco marginal y narcista, ese ser apartado del mundo y cuyas prácticas y felicidad tiene algo de misterioso y secreto. El pescador es también miembro de un club o asociación en el cual se asegura el secretariado o asume la presidencia. Pagó su cuota a la federación que regula los usos y dicta los derechos de la pesca. Seguramente, le gusta discutir acerca de su material y contar historias de pescadores a sus amigos en el café o durante la pausa en la oficina. Colecciona cañas de pescar y pequeños trofeos ganados en los concursos locales o regionales. Es un fiel abonado a las revistas especializadas y sigue por la televisión la mayoría de las emisiones sobre la pesca en Francia o en los países extranjeros, en perjuicio de su esposa. Enseña a su hijo, desde su más temprana edad, a pescar como hobby y le gusta verse regalar en su aniversario o en Navidad libros ilustrados sobre la pesca ecológica en agua dulce (no siente más que desprecio o incomprensión por la pesca submarina sobrequipada). Finalmente, triunfa cuando puede posar con orgullo para el diario con "pez blanco de seis Kilos y medio y 83 centímetros de longitud, capturado con línea flotante en las rocas, con un anzuelo número diez y como carnada 6 granos de maíz"!", etc.

En resumen, pesca y lectura -lejos de ser actos de pura técnica y/o de pura intimidad individualista- están saturadas de sociabilidad (gestos aprendidos, discursos y objetos intercambiados, ritmos apropiados, imaginarios compartidos, valores incorporados, estrategias, etc.), estructuradas por redes de socialización instituidas o informales, pero que las miradas avanzadas de la sociología y la etnografía cultural pueden volver "visibles".


Jean Marie Privat: Socio-lógicas de las didácticas de la lectura, en Lulú Coquette I, N° 1, 1995 (p.53-54)




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