De pescadores y lectores
“En
la representación dominante, el lector es un pescador de línea. El
lector lee como el pescador pesca, Es solitario, inmóvil,
silencioso, atento o mediativo, más o menos hábil o inspirado (…)
Aprender a pescar, como aprender a leer, consiste entonces en dominar
ciertas técnicas de base y probarlas progresivamente en corrientes
de agua o flotas de textos cada vez más abundantes. El lector de
signos pesca de línea en línea informaciones, como el pescador
sigue los signos del corcho sobre el agua.
Esta
visión es a la vez superficial e idealizada, común y estereotipada:
es banalmente reductora. El pescador sólo raramente es ese dulce
soñador un poco marginal y narcista, ese ser apartado del mundo y
cuyas prácticas y felicidad tiene algo de misterioso y secreto. El
pescador es también miembro de un club o asociación en el cual se
asegura el secretariado o asume la presidencia. Pagó su cuota a la
federación que regula los usos y dicta los derechos de la pesca.
Seguramente, le gusta discutir acerca de su material y contar
historias de pescadores a sus amigos en el café o durante la pausa
en la oficina. Colecciona cañas de pescar y
pequeños
trofeos ganados en los concursos locales o regionales. Es un fiel
abonado a las revistas especializadas y sigue por la televisión la
mayoría de las emisiones sobre la pesca en Francia o en los países
extranjeros, en perjuicio de su esposa. Enseña a su hijo, desde su
más temprana edad, a pescar como hobby y le gusta verse regalar en
su aniversario o en Navidad libros ilustrados sobre la pesca
ecológica en agua dulce (no siente más que desprecio o
incomprensión por la pesca submarina sobrequipada). Finalmente,
triunfa cuando puede posar con orgullo para el diario con "pez
blanco de seis Kilos y medio y 83
centímetros
de longitud, capturado con línea flotante en las rocas, con un
anzuelo número diez y como carnada 6
granos
de maíz"!",
etc.
En
resumen, pesca y lectura -lejos de ser actos de pura técnica y/o de
pura intimidad individualista- están saturadas de sociabilidad
(gestos aprendidos, discursos y objetos intercambiados, ritmos
apropiados, imaginarios compartidos, valores incorporados,
estrategias, etc.), estructuradas por redes de socialización
instituidas o informales, pero que las miradas avanzadas de la
sociología y la etnografía cultural pueden volver "visibles".
Jean
Marie Privat: Socio-lógicas
de las didácticas de la lectura,
en
Lulú
Coquette I,
N° 1, 1995 (p.53-54)
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